Mi esposa y yo nos conocimos cuando teníamos 16 años y desde entonces empezamos a salir. Dos años después nos casamos. Tuvimos nuestro 15vo aniversario hace poco y nuestros amigos y familiares nos han dicho que fuimos creados el uno para el otro. No están equivocados. En realidad estamos hechos el uno para el otro, pero las razones de eso no son del todo obvias. Hay otra cosa, y si la supieran seguro sería una gran sorpresa para ellos. La realidad es que mi esposa es una gran puta. Simplemente le encanta tener la verga dentro de ella y, lo que no es común para una mujer, sabe la diferencia entre sexo y amor. Yo, simplemente soy su gran cornudo.
No fue así siempre, por supuesto. Cuando conocí a Julia nunca consideré que este escenario fuera posible. Ahora que lo veo en retrospectiva, había señales en aquellos tiempos, pero yo no las ví. No hay duda de que ella tenía mucha más experiencia sexual que yo. Desde pequeña le gustaba usar ropa muy sensual y jeans muy ajustados. Ella siempre respondía positivamente cuando yo iniciaba el sexo y, de hecho, la mayoría de las veces era ella quien lo iniciaba. Era común que después de media hora juntos terminaramos teniendo sexo. La verdad es que ella era una jovencita muy sexy y yo no fui el primero en tener sexo con ella.
Supongo que ella lo hizo antes con un par de novios, quizá más. El que tengo en la mente, mas que a ninguno, es a Pedro, que por esa época tendría unos 24 años y mucha más experiencia que ella. La discreción, sin embargo, no era una de sus virtudes. Cuando ellos estuvieron saliendo él se encargó de hacer público todo lo que hacía con ella. No la conocía bien entonces, pero recuerdo perfectamente haber pensado que él era un bastardo con suerte por tener sexo con una chica tan sexy.
Fue una larga historia. Ellos terminaron y unos pocos meses más tarde empezamos a salir. Yo me sentía realmente orgulloso de salir con ella a mi lado, aunque en realidad no tenía derechos exclusivos sobre ella. Ella salía casi siempre con su mejor amiga y esta se veía mucho con uno de los amigos de Pedro. Una noche ellas salieron de fiesta y se encontraron a Pedro y su amigo. Supongo que nunca sabré si fue planeado o no. El hecho es que tomaron algunos tragos y después los cuatro se fueron a la casa de la amiga de Julia. Sus padres estaban de vacaciones así que tenían toda la casa para ellos. Nunca sabré exactamente lo que sucedió esa noche, pero al día siguiente pasé por su calle y vi el auto de Pedro estacionado afuera de la casa de la amiga de Julia¡ Así que estoy seguro que Pedro durmió en esa casa. Conociendo a Julia me sorprendería saber que no compartió la cama con él. Fue muy molesto descubrir eso, pero me decidí a no agobiarla con mis celos, temiendo que ella me dejara. Lo realmente raro de todo esto es que yo estaba fascinado porque ellos habían dormido juntos. Seguro, mi mayor temor era perderla, pero mi obsesión por esto empezó a crecer.
Esa no fue la única ocasión en que sospecho que me fue infiel. Los fines de semana ella trabajaba en un bar y tiempo despúes supe que el gerente del bar se enorgullecía de haber tenido sexo con cada una de las mujeres que trabajaron ahí. Un miércoles por la noche yo estaba trabajando tarde en la oficina y por coincidencia ella me había preguntado si podía ir a trabajar ese día al bar. Terminé mi trabajo anticipadamente y decidí ir al bar a darle la sorpresa. Bueno, ciertamente la sorprendí, pero no de la manera que yo imaginaba¡ Cuando llegué no la encontré, pregunté por ella y una de las meseras me dijo que la buscaría. Cinco minutos después la encontré saliendo de la bodega con su gerente. Se venía arreglando la ropa y el cabello y se notaba en su forma de actuar que algo había pasado. Decidí quedarme en el bar tomando una cerveza mientras ella terminaba su trabajo pero pude notar que ella estaba de mal humor. Antes de terminar su turno me dijo que mejor nos fueramos directo a casa. Todavía me pregunto si su mal humor fue porque encontré evidencia de que me engañaba o porque interrumpí algo.
Ella se calmó mucho después de esa ocasión y un año después nos comprometimos. Nunca tuve motivos para dudar de ella después de eso y tuvimos una maravillosa boda. Con el paso del tiempo los recuerdos negativos de su deslealtad se desvanecieron, quizá porque pensaba que era solo mi imaginación, pero las imagenes creadas por mi mente de ella teniendo sexo con su jefe en el trabajo y con su exnovio permanecieron gloriosamente vívidas en mi mente.
Sexy, atractiva y con menos de 20 años de edad no fue sorpresa que continuara atrayendo la atención de muchos hombres. Una vez se animó a coquetear abiertamente con un hombre delante de mi. A pesar de que estaba seguro que ella no tendría relaciones sexuales con algún extraño, todavía tenía dudas e inseguridades. Cuando le comenté mi preocupación ella se rió, me aseguró que no era más que coquetear y que nunca haría nada que pudiera poner en peligro nuestro matrimonio.
Cuando estábamos en la cama esa noche fantaseamos sobre lo que podría haber sucedido si no hubiera estado yo con ella esa tarde. Estas fantasías eran increíblemente excitantes y, quizá esa platica alimentó su deseo de que sucediera realmente. No estoy diciendo que yo no quería que sucediera, pero yo era consciente de mi reacción negativa cuando ella había estado con los otros hombres. Aunque también recordaba que había habido un gran número de fantasías sexuales en mi mente que yo no había sido capaz de compartir con ella por razones obvias, fue entonces que le hice saber que si ella lo hiciera sería glorioso para mi. Todavía estaba un poco aprensivo pero la excitación ante la idea fue tan apabullante que deliberadamente traté de reprimir mis sentimientos negativos. De hecho, hice todo lo posible para animarla, y le conseguí revistas y películas porno, especialmente los que tenían historias y artículos sobre las esposas y novias que tenían relaciones sexuales con otros hombres.
Poco tiempo después, un sábado por la noche decidimos salir a tomar unas copas. A pesar de que no teníamos intención de estar fuera por mucho tiempo o ir algún club, ella estaba vestida de una manera muy sexy, en un sujetador de corte bajo, una blusa y una falda con cortes a los lados que permitía vislumbrar las cimas de las medias. Unos tacones altos complementaban su conjunto.
En el primer bar me di cuenta de un par de tipos que no dejaban de verla y se lo comenté. Era evidente que le gustaba tener su atención, tanto así, que incluso permitió que ellos tuvieran una visión completa de sus piernas cuando nos sentamos cerca de la barra.
A continuación, nos trasladamos a otro bar y vio a un hombre, Esteban, que había estado bailando con ella unas semanas antes, cuando ella había salido con unas amigas. Estaba con un grupo de estudiantes y parecía renuente a venir y decir hola, quizá porque yo estaba con ella. Sin embargo, él sonrió brevemente al reconocer su presencia y Julia le devolvió el cumplido. Ella y yo nos sentamos en una mesa y mientras yo le daba la espalda a él, ella lo veía y ella me informó que él estaba constantemente mirando hacia ella.
Ella me había hablado de aquella noche cuando volvió a casa. Voluntariamente me contó que había disfrutado de coquetear con él y también la sesión de besos largos que tuvieron. Nada más había sucedido porque ella estaba con sus amigos. No obstante, había sido muy excitante para mi cuando ella me dijo más tarde sobre esto una vez que estábamos en la cama.
Allí estaba el sonido característico de las sillas que se movía y me di vuelta para ver que Esteban y su grupo fueron saliendo. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando fui a buscar otra copa a la barra me lo encontré. Hice una pequeña conversación con él y le pregunté porque se habían ido sus amigos. Comentó que iban a una fiesta, pero que no se les uniría porque su ex-novia estaría allí.
Mi corazón latía con fuerza mientras le ofrecía un trago y lo invité a unirse a nosotros dos. Él aceptó la bebida y volvimos a nuestra mesa. la cara de Julia cuando lo vio conmigo era de foto, una mirada de sorpresa inicial que fue seguido inmediatamente por una sonrisa de placer. Puse mi bebida en la mesa, donde me había sentado, por lo que él tenía que tomar la silla junto a mi esposa, justo del lado en que ella tenía cruzada las piernas y se dividía la falda para revelar su parte superior media.
La siguiente hora más o menos la pasamos hablando sobre la vida, las relaciones y otras generalidades. Traté de que él no se diera cuenta que yo lo veía constantemente mirando las piernas de mi esposa. Plenamente consciente del efecto que tenía sobre Esteban ella permitió que la falda subiera un poco más alto. Debo admitir que me sentí un poco celoso sobre todo porque era consciente de que le gustaba. No obstante, fue un importante paso adelante para mí, como para entonces mi mujer conocía muy bien.
Fue Esteban quien sugirió que camináramos a otro bar un par de calles más allá, que podría ser más divertido y donde no habría música. Nos las arreglamos para encontrar un taburete de madera junto una pared de espejos y mi esposa se sentó frente a ella. Era bastante alto y aunque la falda no era tan corta y la iluminación era tenue todavía se podía discernir la carne blanca de sus muslos por encima de sus medias. Esteban estaba aún por disfrutar de la vista, después de haber ido a la barra para obtener una nueva ronda.
Pudimos ver que había una cola bastante grande en el bar por lo que tuvimos unos minutos para hablar entre otros. Era evidente que a Julia le gustaba la atención que ella recibía y yo estaba disfrutando de su duda su coqueteo con él. Nunca hay ningún plan que se puede seguir en estas situaciones, así que nos pusimos de acuerdo en que veríamos como se iban desarrollado las cosas esa noche y sobre la marcha decidiríamos.
Había otras mujeres muy hermosas y no eran las únicas piernas bellas en el bar, pero la diferencia fue que esta era mi esposa y ella las estaba mostrando en beneficio de Esteban. Fue muy excitante verlo mirándola cuando él estaba hablando con nosotros.
A medida que la música se ponía bastante fuerte a veces tendría que hablar en su oído, así que no podía oír lo que le decía. Por ahora era mi turno para obtener la ronda y en consecuencia me fui a la barra. Decidí tomar mi tiempo con el fin de darles la oportunidad de hablar juntos. Cuando regresé me di cuenta que se habían ido a bailar. La pequeña pista de baile estaba en el lado opuesto de la habitación a donde estábamos, y dada la multitud no había manera de verlos.
Bailaron algunas canciones y cuando por fin regresaron tuve la oportunidad de bailar con ella. Ella me dijo que Esteban le había acariciado los senos cuando yo estaba en el bar. Se los había tocado a través de su blusa, y le dijo que le parecían geniales. Ella se había apretado contra su mano a fin de hacerle saber que no se oponía a sus caricias. Mi miembro se enloquecía en los pantalones mientras ella me contaba esto. Le dije que si quería, yo pretendería salir al baño y que me quedaría fuera de su camino durante el tiempo que pudiera para que Esteban tuviera más tiempo con ella a solas. Dijo que eso sería muy agradable. También me dijo que estaba muy encendida por los acontecimientos de la noche y por lo tanto menos capaz de resistirse a él. Esto fue exactamente lo que yo quería oír, pero yo todavía no tenía idea de hasta dónde quería que ella llegara.
Cuando finalmente regresé estaban sentados muy juntos. No lo sorprendí tocándola pero más tarde pude sentir el aroma de su entrepierna y me di cuenta que él había estado dedeandola. Para frustración de mi esposa, Esteban se había detenido cuando me había confundido con otra persona y antes de que pudiera empezar de nuevo me había aparecido! Posteriormente, admitió que estaba tan cerca de un orgasmo en ese momento que había sido una gran decepción que yo hubiera regresado.
Antes de media hora Esteban decidió que iría a esa fiesta después de todo. Le comenté que para nosotros se había acabado la noche y que era hora de regresar a casa. Todos salimos del bar juntos y yo todavía estaba pensando podría dejar a mi esposa sola con él una vez más aunque sólo fuera por unos minutos. Sin embargo, mi esposa ya había previsto el problema y algo había planeado! Ella me informó que había dejado su chaqueta en la barra y me preguntó si podía volver a buscarla. Obviamente le dije que sí y quedamos de vernos en un restaurante de comida rápida que estaba enfrente de la calle. Me despedí de Esteban y le dije que esperaba volver a verle pronto. Me contestó que podría suceder antes de lo esperado debido a que esperaría con mi esposa en el restaurante ya que era demasiado tarde como para dejarla sola.
Me fui a recoger la chaqueta lo suficientemente seguro de que estaba en el suelo por el banco donde había estado sentada. La barra no había cerrado todavía, así que tomé una copa y esperé. Es difícil describir mis sentimientos en ese momento. Había una sensación emocionante de anticipación ejecutoria a través de mí mientras me preguntaba lo que ellos podrían estar haciendo, pero también había un cierto grado de ansiedad. ¿Era esto una cosa normal? Si es así, ¿por qué me sientía celoso de él? Si no, ¿por qué estaba tan emocionado?
Creo que debe haber sido una buena media hora en el momento en que salí del bar ya cerrado. Había todavía un gran multitud en la calle como me dirigí al lugar de comida rápida donde me uní a la cola. Yo no los estaba buscando porque supuse que me iban a encontrar cuando quisieran. Efectivamente, unos diez minutos o algo así más tarde, cuando yo estaba justo en la puerta Esteban me tocó el hombro y dijo que me había estado buscando. De inmediato tomó la chaqueta y lo seguí al exterior. Julía estaba de pie allí, pero se apartó un poco de mí mientras él le ayudaba a ponerse la chaqueta.
Después de haber hecho su obra caballeresca, Esteban se despidió y se alejó en un santiamén. Julia no quería ningún alimento, y yo menos. Ella sugirió que fuéramos a casa. Sin embargo, ella comenzó a caminar lejos de la zona donde solemos tomar un taxi. Una vez lejos de las multitudes se metió en un callejón entre algunos edificios altos. Ella me besó y luego me dijo que éste era el lugar exacto donde acababa de estar con Esteban. Mientras se disculpaba por haber estado tanto tiempo empezó a abrir mis pantalones para agarrar mi miembro duro como el acero. Naturalmente deslicé mi mano debajo de su chaqueta para sentir sus tetas e inmediatamente fui consciente de que su blusa estaba mojada. Ella me dijo que era su esperma. Ella había estado chupando su miembro y Esteban se había corrido en toda su cara y la blusa. Ahora me di cuenta de por qué Esteban estaba en un apuro por darle la chaqueta! Era evidente que no quería que yo viera las marcas de semen acusadoras.
Lenvanté su falda e metí mi mano dentro de sus bragas vaporosos, deslicé mi dedo dentro de su apertura. A juzgar por su abundante lubricación, ella estaba muy excitada. Pero yo también lo estaba, sobre todo por saber que acababa de chuparle. Me besaba con verdadera pasión, mi lengua presionando mucho en su boca. No pude detectar su semen, y si ella no hubiera dicho nada nunca hubiera sabido lo que había hecho. Pero fue suficiente con saber que mi lengua estaba donde su pene había estado un poco antes. Un instante después, Julia tenía esperma en la falda que hacía que coincidiera con su blusa. Esta vez era mi semen y había mucho también!
Mi dedo se había ocupado en el ínterin y yo no había terminado de eyacular cuando ella tuvo su propio orgasmo. Ella hizo un esfuerzo para sofocar los gemidos pero todavía parecía fuerte en el callejón oscuro. Poco más tarde, nos arreglamos la ropa para vernos respetables y salimos a la calle. Las luces de neón de color naranja mostraban las manchas de mi emoción en su falda. Rápidamente se secó la evidencia de la falda y nos dirigimos de nuevo a la parada de taxis.
Cuando nos encontrábamos en casa, ya en la cama ella ella me contó lo que había sucedido después de que fui enviado a buscar su abrigo.
Esteban la había empujado a una puerta en la calle para besarla. Mientras la besaba le tomó la mano y la guió a su erección. Se sorprendió al descubrir que ella no estaba en lo más mínimo reacia a acariciarlo, pero fue totalmente sorprendido cuando ella se ofreció a liberarlo de su tensión sexual! Fue entonces cuando la llevó al callejón y empezó a acariciarla y besarla. Estaba absolutamente encantado cuando, sin pregunta alguna, ella se agachó para desabrochar su pantalón y le facilitar la salida a su erección rígida. Estaba seguro de que iba a dejar que la penetrara y se mostró decepcionado, comprensiblemente, cuando ella dejó en claro que eso no iba a pasar. Ella le dijo que solo estaba dispuesta a masturbarlo, pero luego su entusiasmo natural propio salió a la luz y se agachó para tomar la corona con forma de hongo de su palpitante miembro en su boca. Ella empezó a chupársela mientras acariciaba suavemente la base de su verga y él respondió con bastante gusto a su ministerio. Ella acababa de sacárselo de la boca a fin de dar a la mandíbula un descanso cuando él se empezó a venir. La primera racha le cayó en la barbilla, pero instintivamente lo condujo lejos de la cara con el resultado de que los otros cinco o seis líneas de semen aterrizaron en su cuello y luego la blusa. Cuando estuvo sexualmente satisfecho, su "galán" no se aseguró de que ella estuviera en una situación similar y además parecía tener prisa por volver al lugar de comida rápida donde habíamos acordado reunirnos. Si se hubiera encargado de ella yo hubiera sido feliz, pero él no podía saber eso en aquel momento.
No quería que Julia se sintiera culpable por lo que hicimos así que le comenté que estaba cautivado por lo que había hecho esa noche. Naturalmente también hablamos sobre lo que ella no había hecho, y he hecho todo lo posible para convencerla de que me hubiera encantado que hiciera todo con él. Puede que no hayan sido mis palabras exactas, pero sí transmití el sentimiento. Sin embargo, si soy sincero, todavía me quedan algunas dudas. Sin embargo tuvimos el sexo más fantásticos en los días y semanas que siguieron. Pero incluso cuando no estamos teniendo relaciones sexuales me encuentro a mí mismo ecitado a la menor cosa. Por ejemplo, solo verla ponerse el lipstick en los labios imagino que los mismos labios estuvieron alrededor pene de Esteban. Al verla haciendo cabriolas para ponerse sus medias me recuerda la forma en que se había posado en el banco mostrandole las piernas a él.
Pero ocurre incluso cuando estoy en el trabajo. El recuerdo de lo que hizo viene espontáneamente a mi mente. Muchos es el tiempo que he pasado en los sanitarios teniendo pajas fenomenales.
Constantemente hablamos de esto cuando estamos en la cama y aún nos enciende porque ambos sabemos que tiene que haber una próxima vez. También entendí que una próxima vez en realidad quería decir: que el miembro de otro hombre penetrará el coño apretado de mi esposa. Ella toma la píldora por lo que hay una clara posibilidad de que ella llegue a casa llena de esperma. El único elemento que no es seguro acerca de la situación es la identidad del hombre afortunado! Y mientras que previamente había tenido regulares imágenes mentales de ella con Esteban, ahora veo un hombre anónimo entre los muslos abiertos y en celo de Julia. Y mirando por encima del hombro del otro puedo ver los rasgos de su cara bonita, retorcida en su éxtasis sexual.
Hay varios posibles candidatos. Julia estaría encantada de acostarse con uno o dos de nuestros amigos, pero hemos decidido que involucrar a gente cercana no parece ser buena idea. Así que continuamos socializando.
lunes, 12 de abril de 2010
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Que cuento amigo......caliente y cachondo......John
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