Todo era genial. Rentamos un departamento en un segundo piso en una zona muy exclusiva de la ciudad. Lo pintamos juntos. Compramos muebles nuevos. Hicimos nuestra primera despensa... en fin, que las cosas pintaban excelentes para los dos. Ella estudiaba la universidad por las tardes y yo trabajaba casi todo el día, pero aún así, vivíamos juntos cosas maravillosas.
Sexualmente hablando yo era una nulidad. Había tenido dos encuentros antes de hacerlo con ella. La primera vez fue con una prostituta que mi padre contrató cuando yo tenía 13 años y creo que de los nervios ni siquiera conseguí una erección. La segunda vez fue con una novia con la cual fui un fracaso rotundo ya que padecía eyaculación precoz y nunca conseguimos hacerlo más de 5 ó 10 minutos. En cambio el sexo con Cristina desde el principio fue muy bueno, y no había necesidad de preguntar como es que ella sabía hacer tantas cosas maravillosas dados los antecedentes que tenía, sin embargo, no fue hasta después de más de un año en que durante una sesión de sexo me atreví a preguntarle sobre su vida sexual pasada. En ese momento no tenía ni idea de en qué me estaba metiendo ni hasta donde nos llevaría aquella plática.
En un principio ella se rehusó a contarme. Alegaba que "lo pasado pasado" y que ahora nos tocaba vivir nuestro momento. Pero yo insistí demasiado y ella accedió a contarme... poquito a poco... no todo esa noche... sino en varias sesiones que quizá pudieron ser meses.
De las cosas que me enteré:
Empezó a masturbarse desde los 9 años. Sí, 9 años. En principio por iniciativa propia y luego ayudada por un vecino de unos 15 años que era amigo de sus hermanos y que la sorprendió tocándose. Él le dijo que eso era de lo más normal y le enseñó con su poca experiencia como podría hacerlo mejor... esto, según me contó, lo hicieron varias veces, y siempre era ella quien lo buscaba, en algunas ocasiones él se sacaba el pene y se lo mostraba, pero nunca intentó penetrarla, solo le pedía que se lo tocara mientras él acariciaba sus genitales y un par de veces le metió un dedo. También fue con él cuando vio por primera vez a un hombre eyacular y conoció el semen. Y que ella se reía mucho porque parecía pegamento líquido.
Perdió la virginidad con uno de sus primos a los 14 años. Este muchacho pasaba unos días de vacaciones en la casa de ella. Siempre le había gustado su primo e inclusive ya antes se habían dado besos en la boca, pero fue hasta esas vacaciones, después de varios días de intercambiar miradas, de coquetearle y de darse besos en cada oportunidad que tenían, en que por alguna razón se quedaron solos en casa, que ella tuvo su primera relación sexual con él. Fue una sola vez. Nunca se repitió. Me contó que ella tuvo su orgasmo muy rápido, antes de un minuto, no le dolió ni sangró como se supone que le pasa a todas las mujeres en su primera vez, y que a pesar de la falta de experiencia ella lo disfrutó mucho, pero que igual se sentía muy nerviosa y moría de miedo a quedar embarazada.
El primo quedó muy enamorado de ella y le insistió en ser novios durante mucho tiempo. Pero a ella eso siempre le pareció una locura y esa relación no prosperó.
A esa edad ella se dio cuenta por primera vez del efecto que causaba su cuerpo en los hombres, no solamente de su edad, sino mayores también, y lo notó por las miradas de los amigos de sus hermanos, que eran 5 ó 6 años mayores, pero también por las miradas de los amigos de su padre, o por los papás de sus propias amigas... y eso a ella le excitaba mucho. Lo único malo es que sus padres y hermanos vivían regañándola por la ropa que usaba o por su manera de caminar o sentarse. Eran muy celosos con ella y la sobreprotegían. A pesar de eso, su necesidad de adolescente de llamar la atención y sentirse deseada la animó a vestir con ropa más pequeña y ajustada a su cuerpo y a provocar a los hombres, cosa que no fue difícil, ya que siempre fue coqueta natural.
Su primera relación con otra mujer fue a esa misma edad, a los 14. Y fue con su mejor amiga del colegio. Esta niña la invitó a dormir a su casa... una especie de pijamada para ellas dos solas. Después de mucho rogarle a sus padres, y de que los papás de la amiga llamaron para pedir permiso, estos aceptaron, pues normalmente la cuidaban mucho.
Según me platicó hicieron tarea juntas, jugaron, vieron tv... en algún momento empezaron a platicar de los compañeros del colegio que les gustaban, por ese tiempo Cristina estaba muy ilusionada con un niño de su salón que se llamaba Pablo, la amiga le propuso jugar a que ella Pablo y se enamoraban. Durante el juego Pablo le declaraba le pedía que se casaran y Cristina tuvo que cerrar los ojos para recibir un beso. Según me contó el primer beso fue tierno pero a la vez muy pasional. Se reían como locas pero no dejaban de besarse. Cuando se acostaron a dormir se abrazaron y siguieron besándose y tocándose.
Me contó que la niña le besó mucho los senos y eso le provocó sensaciones muy placenteras, porque si bien ya había tenido su primera relación sexual, en aquella ocasión el primo inexperto apenas la tocó. No resistió mucho y terminó abriendo de par en par las piernas. La niña la masturbó y a veces le introducía 2 ó 3 dedos en la vagina y los frotaba dentro. En algún momento tomó la mano de ella y se la puso en su entrepierna, pero ella no la movió, solo la dejó ahí, porque estaba empapada y ella no quería hacer nada de eso. Le daba asco.
Así estuvieron, hasta que Cristina tuvo un orgasmo muy intenso que no pudo ocultar porque sus caderas se agitaron fuertemente... después de eso solo le dijo "Ya, por favor"... y la niña se acostó junto a ella y le preguntaba si le había gustado y le proponía que si quería podía hacérselo cada vez que quisiera, pero Cristina solo quería dormir y no contestó.
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